Quisiera hoy acercarme a Uds. con
algunas reflexiones sobre la inclusión en relación a las personas en situación
de discapacidad. Los invito a que repasemos algunos hechos y conceptos
alrededor de esta temática.
En las décadas de 1960/70 nace
en EEUU el Movimiento de Vida Independiente. Su lema: “Nada sobre nosotros sin
nosotros”. De este movimiento surge el Foro de Vida Independiente de España, el
cual en el año 2005 propone el término “diversidad funcional” como alternativa
a otros términos tales como “discapacidad”, “minusvalía”, “incapacidad”, “invalidez”,
etc.
Desde otra perspectiva,
diversidad funcional no es un término alternativo a discapacidad porque es un
hecho presente en la sociedad que, por definición, afecta a todos sus miembros
por igual. Es decir, todos funcionamos de manera diversa o diferente.
Hablar entonces de diversidad
funcional sería como hablar de diversidad generacional, diversidad cultural o
diversidad sexual… algo perfectamente natural.
Según esta perspectiva entonces,
diversidad funcional se refiere al hecho de que entre los miembros de la
sociedad cada uno tiene unas determinadas capacidades, lo cual genera una
diversidad que, como el resto de las diversidades, debe ser gestionada de modo
que no se produzcan o se corrijan exclusiones o discriminaciones.
Recordemos que el término
oficial para referirse a los discapacitados es, por ahora, “persona con
discapacidad”, que es el concepto que recoge la Organización Mundial de la
Salud.
Con el término diversidad
funcional se propone una nueva visión que no es negativa, no implica
enfermedad, deficiencia, parálisis, retraso, etc. No obstante, no se niega el
hecho de que se habla de personas que son diferentes a la norma estadística y
que por ello realizan algunas de sus funciones de manera diferente a la media
de la población.
Volviendo sobre el Movimiento
de Vida Independiente, diremos que la
Filosofía Mundial de Vida Independiente, se constituye en un nuevo pensamiento
teórico-práctico en torno a la realidad humana, denominada "diversidad
funcional".
Las mujeres y hombres con diversidad funcional reclaman su derecho
individual y colectivo a vivir de manera activa e independiente, estando
incluidos en la comunidad, con los apoyos humanos o tecnológicos necesarios
(asistencia de personas, objetos, etc.), en igualdad de condiciones, y aportar
a la sociedad.
Los pilares que sustentan esta Filosofía Mundial de Vida Independiente
son cuatro:
1- El valor
que tiene toda vida humana.
2- La capacidad
que tienen todas las personas, cualquiera sea su diversidad, de realizar
elecciones.
3- El
derecho que tienen las personas con diversidad física, intelectual o sensorial
a ejercer el control de sus vidas ya que se encuentran en esa situación por la
respuesta de la sociedad.
4- El
derecho que tienen las personas con diversidad funcional a participar
plenamente en la sociedad.
La Convención Internacional sobre los Derechos
de las Personas con Discapacidad de la ONU, aprobada el 13 de diciembre de
2006, es un instrumento internacional de derechos humanos destinado a proteger los
derechos y la dignidad de las personas con discapacidad. Señala un “cambio paradigmático”
de las actitudes y enfoques respecto de las personas en situación de
discapacidad y en Argentina tiene fuerza de Ley desde el 2008, registrada bajo
el N° 26.378.
El objeto de la Convención es promover, proteger y asegurar el goce pleno y en
condiciones de igualdad de todos los derechos humanos y libertades
fundamentales de todas las personas con discapacidad, y promover el respeto de
su dignidad inherente.
En este
punto, es interesante destacar que la Convención adopta un modelo social de
discapacidad: las personas con discapacidad incluyen a aquellas que tengan
deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales a largo plazo que,
al interactuar con diversas barreras, puedan impedir su participación plena y
efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demás.
Enumero
a continuación los principios de la Convención:
1- El respeto de la dignidad inherente, la autonomía individual, incluida la libertad de tomar las propias decisiones y la independencia de las personas;
2- La no discriminación;
3- La participación e inclusión plenas y efectivas en la sociedad;
4- El respeto por la diferencia y la aceptación de las personas con discapacidad como parte de la diversidad y la condición humanas;
5- La igualdad de oportunidades;
6- La accesibilidad;
7- La igualdad entre el hombre y la mujer; y
8- El respeto a la evolución de las facultades de los niños y las niñas con discapacidad y de su derecho a preservar su identidad.
1- El respeto de la dignidad inherente, la autonomía individual, incluida la libertad de tomar las propias decisiones y la independencia de las personas;
2- La no discriminación;
3- La participación e inclusión plenas y efectivas en la sociedad;
4- El respeto por la diferencia y la aceptación de las personas con discapacidad como parte de la diversidad y la condición humanas;
5- La igualdad de oportunidades;
6- La accesibilidad;
7- La igualdad entre el hombre y la mujer; y
8- El respeto a la evolución de las facultades de los niños y las niñas con discapacidad y de su derecho a preservar su identidad.
La Convención rescata el
principio de autonomía individual, libertad de tomar decisiones e independencia
de las personas -opuesto a la consideración habitual de las personas con
discapacidad como objetos de atención/cuidado y no como sujetos de derecho,
casi como niños aún en los casos en que pueden decidir sobre aspectos
importantes de su vida- y el respeto a la diferencia y diversidad humanas -principio básico y previo al reconocimiento de otro en su individualidad y
por ende el respeto a sus propias convicciones y decisiones-.
La Convención, que es muy extensa, habla
sobre una gran cantidad de aspectos relacionados con las personas con
discapacidad: educación, salud, rehabilitación, participación, vida independiente, etc.
En relación a la educación, establece que las personas con discapacidad deben
tener garantizado su derecho a la educación sin discriminación y sobre la base
de la igualdad de oportunidades, asegurando un sistema de educación inclusivo a
todos los niveles así como la enseñanza a lo largo de la vida.
En artículos especiales, la
Convención destaca los derechos a ser
incluido en la comunidad, a la movilidad de las personas, habilitación y rehabilitación, y a la participación en la vida política y
pública, y la vida cultural, la recreación y el deporte (y Cultura Sorda).
Habiendo revisado los conceptos
aportados por uno de los movimientos sociales mundiales más importantes visibilizadores de las personas en situación
de discapacidad, y luego la Convención Internacional sobre los Derechos de
las Personas con Discapacidad de la ONU, me gustaría avanzar hacia el concepto
de Inclusión en relación a esta temática.
La Real Academia Española dice
que Inclusión es:
1. Acción y efecto de incluir
- 2. Conexión o amistad de alguien con otra persona.
Consultada Wikipedia, que en
los tiempos que corren cuesta ignorar, se me revela que Inclusión es:
El acto de juntar personas,
animales u objetos porque existe relación entre sí.
La inclusión es un enfoque que
responde positivamente a la diversidad de las personas y a las diferencias
individuales, entendiendo que la diversidad no es un problema, sino una
oportunidad para el enriquecimiento de la sociedad, a través de la
participación en la vida familiar, en la educación, en el trabajo, en la
recreación y en general en todos los procesos sociales y culturales de las
comunidades.
La inclusión implica:
- Acompañar a las familias cuyos miembros pueden ser víctimas de exclusión.
- Brindar los apoyos necesarios.
- Restituir los derechos vulnerados.
- Valorar las diferencias.
- Eliminar las etiquetas sin desconocer las condiciones particulares.
- Reconocer los aportes de todos.
- Transformar hacia políticas, cultura y prácticas inclusivas.
- Mejorar el capital social: todos participamos, todos aportamos y todos somos valiosos y valorados.
- Acompañar a las familias cuyos miembros pueden ser víctimas de exclusión.
- Brindar los apoyos necesarios.
- Restituir los derechos vulnerados.
- Valorar las diferencias.
- Eliminar las etiquetas sin desconocer las condiciones particulares.
- Reconocer los aportes de todos.
- Transformar hacia políticas, cultura y prácticas inclusivas.
- Mejorar el capital social: todos participamos, todos aportamos y todos somos valiosos y valorados.
Hemos llegado al punto de reflexionar sobre nuestras propias posibilidades de actuar como agentes inclusivos y de modificar nuestro entorno.
Cómo podemos ser facilitadores
de inclusión en nuestros ámbitos de desarrollo?
Las personas con diversidad
funcional tienen derecho a ser respetadas y a acceder a una vida digna, para lo
cual debemos favorecer su inclusión en grupos de pertenencia que les permitan
desarrollarse y ser feliz.
Debemos cambiar la mirada y empezar a pensar en la inclusión como un fin en sí misma que promueve la dignidad de la persona.
El camino hacia la inclusión
es, en definitiva, un camino hacia la valoración de las personas, hacia la aceptación
de las diferencias, y yo diría hacia la paz.
Son muchos los valores en
juego: tolerancia, respeto, igualdad, dignidad, solidaridad… y tantos otros,
todos anhelados y apreciados en nuestra sociedad. Cosas que pedimos
cotidianamente, y que muchas veces nos enoja no encontrar.
Comenzar a ejercitar estos
valores y hacerlos extensivos a todas las personas por igual, sin distinciones,
sabiendo a conciencia que todos somos diferentes y también que todos tenemos
los mismos derechos, será convertirnos en facilitadores de un proceso de cambio
que urge realizar por el bien de nuestras sociedades. El rol que nos toca no es
poca cosa. Ojalá lo podamos apreciar y ejercer.
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