sábado, 9 de agosto de 2014

Abordaje Musicoterapéutico de niños con discapacidad grave y multidéficit en el ámbito de la rehabilitación

Podemos decir que, en los últimos años, los avances en la tecnología médica han mejorado la viabilidad de nacimientos hasta las 23 semanas y con un peso mínimo de 500 gramos. Esta situación ha incrementado el número de niños pequeños con múltiples discapacidades.
Los infantes muy prematuros tienen un alto riesgo de discapacidad múltiple, incluyendo las deficiencias visuales como el trauma cortical grave. Además, ciertos diagnósticos como encefalopatía crónica no evolutiva, sindrome de Down, sindrome fetal de alcohol, e infecciones congénitas como toxoplasmosis, rubéola, citomegalovirus y herpes están asociados con el multidéficit.
Frente a lo que ocurría en el pasado próximo, estos niños sobreviven al parto, a los primeros meses y, además, incrementan cada vez más su expectativa de vida.
Sin embargo, estos datos pueden también explicarse por la mayor atención, desde distintos ámbitos, que se está prestando en la actualidad a dicho colectivo. Hasta hace unos años, estos niños quedaban excluidos de cualquier programa de educabilidad o socialización, permaneciendo en la mayoría de los casos confinadas en sus domicilios.
A la hora de intentar definir el multidéficit, veremos que no existe una sola definición reconocida mundialmente o por instituciones internacionales.
Repasemos los conceptos más usuales:
-Bureau of Education for Handicapped (1974): niño que debido a la intensidad de sus problemas físicos, mentales o emocionales, o la combinación de todos ellos, necesita servicios educativos, sociales, psicológicos y médicos más allá de los que ofrecen los programas tradicionales regulares. Por ejemplo: niños con trastornos emocionales severos, retardo mental severo y profundo; y aquellos con retardo mental e hipoacusia o sordera; o retardo mental y disminución visual o ceguera.
-Sailor y Haring (1977): similar a la anterior, se sustenta en la necesidad educativa especial.
-Zaldivar Basurto, Rubio Franco y Márquez Sánchez (1995): “son personas plurideficientes aquellas que presentan una combinación simultánea de déficit psíquicos, sensoriales y/o físicos”.
-Fernanda Ladeira e Isabel Amaral (1999): “…existencia concomitante de dos o más deficiencias, siendo una de ellas el retardo mental severo o profundo”.
-Equipo de Alteraciones Graves del Desarrollo de España (1999): niños con retardo mental grave y profundo, con trastorno generalizado del desarrollo y con determinadas plurideficiencias (dos o tres alteraciones asociadas. Por ejemplo: parálisis cerebral y retardo mental severo o profundo, autismo y ceguera; autismo, retardo mental y sordera; etc.)
-CERMI Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (2002): niños con deficiencias, limitaciones en la actividad o en la participación que les impiden su desempeño para la vida diaria y el ejercicio de sus derechos como ciudadanos. El elemento distintivo es el grado de dependencia que ocasiona la discapacidad, ya sea por la intensidad de la deficiencia, como por la acumulación de déficits (deficiencias motrices a las que se añaden problemas físicos, respiratorios, digestivos, lingüísticos, etc.). De origen genético, prenatal, perinatal o postnatal. Estable o progresiva.
Vemos así que el concepto de multidiscapacidad podría dirimirse en la discusión del déficit múltiple como discapacidad (condición de salud) o como impedimento (diversidad funcional).
El abordaje musicoterapéutico de estos niños intentará colaborar con la tarea de tender a su desarrollo integral.
Desde la mirada del musicoterapeuta, la persona con multidéficit es un ser humano íntegro con habilidades, impedimentos y potencialidades; con una historia personal, familiar, social; que habita un cuerpo atravesado por el malestar, por el deseo, por la emoción; con posibilidades únicas y singulares de expresarse y de comunicarse con los demás en el mundo que lo rodea.
La Musicoterapia se constituye en una intervención fundamentalmente subjetivante, centrada en las posibilidades y no en las dificultades. Cobra fundamental importancia el vínculo como vía para desplegar las posibilidades, significando y resignificando el hacer propio y del otro.
En cada sesión las miradas, el contacto corporal, las canciones, gritos, llantos, palabras, movimientos, silencios, sonidos, los instrumentos, los objetos sonoros, la música… y todo lo que tenga lugar en el espacio vincular, se constituirá en facilitador de construcciones singulares, en herramientas que lo ayudarán a habitar de manera diferente su propio cuerpo y el espacio.
La finalidad es que el espacio musical, bañado por las características vinculares de la relación con el musicoterapeuta, se torne para el niño con multidéficit un ámbito de confianza, facilitador de la manifestación de sí mismo.
Muchas veces me preguntan qué se hace específicamente en una sesión de Musicoterapia. Responder esta pregunta es responder por la singularidad de cada persona que atraviesa un proceso musicoterapéutico.
Sin embargo, podemos mencionar a grandes rasgos algunos contenidos que se despliegan en las sesiones como parte de un proceso singular, como son:
-La ejecución de instrumentos musicales: con la consiguiente estimulación de funciones ejecutivas y viso-espaciales, movilización de miembros superiores, manipulación, exploración motriz, simultaneidad, alternancia, habilidades motoras gruesas y finas, etc.
-El canto, técnicas de respiración y de relajación: con la consiguiente ejercitación de la función respiratoria, influencia sobre el tono muscular, la postura, etc.
-Las canciones (aprendizaje, ejercitación, interpretación): con la consiguiente estimulación de capacidades cognitivas percepción, atención, memoria, evocación, pensamiento, lenguaje, estructuración témporo-espacial, expresión artística, conocimiento personal, etc.
-La expresión corporal y el juego corporal: con la consiguiente incorporación y ejercitación de conceptos de esquema e imagen corporal.
-La inclusión en grupos: con la consiguiente estimulación de las dinámicas comunicacionales propias de cada uno y en relación al grupo al que pertenece; pudiéndose observar, modificar o reforzar actitudes y aprendizajes sociales.
-La implicancia afectiva y emocional: las actividades musicales influyen directamente en el estado emocional ya sea por evocación de situaciones, vivencias, aprendizajes previos, estados afectivos actuales,etc.
Habiendo llegado a este punto, me gustaría mencionar la experiencia de atención de niños con multidéficit y discapacidad grave en el Centro de Rehabilitación Pilares de Esperanza.


En el Centro Pilares, el área de Musicoterapia junto a la valiosa participación interdisciplinaria de los servicios de Psicopedagogía, Fonoaudiología, Terapia Ocupacional y Psicología, desarrolla espacios terapéuticos grupales destinados a niños con multidéficit y discapacidad grave, pacientes del Centro, de entre 3 y 8 años de edad.
Se trata de dos grupos de abordaje eminentemente musicoterapéutico enriquecido por las miradas y los aportes de los profesionales de la salud integrantes de los servicios antes mencionados.
Uno de los grupos se constituye a partir de la interacción de la Musicoterapia con la Psicopedagogía y la Fonoaudiología. Su nombre es “Espacio de Expresión”.
El segundo grupo se contituye a partir de la interacción de la Musicoterapia con la Terapia Ocupacional y la Psicología.
Ambos espacios terapéuticos grupales se proponen promover la valoración del niño con discapacidad como sujeto singular y social; y su desarrollo general favoreciendo situaciones placenteras y gratificantes vinculadas a la música y a la expresión artística a través del juego.
 

Los alcances terapéuticos de los procesos individuales son un tema no menor, que merecería ser tratado en profundidad. Sin embargo, diré que es relevante el impacto que provoca en las familias de los niños con multidéficit o con discapacidad grave, la participación de sus hijos en espacios de estas características.
Para finalizar, diré que la Musicoterapia es relevante como terapia complementaria en el tratamiento del multidéficit y de la discapacidad grave, debido a las posibilidades que brinda el espacio vincular musical de rescatar y significar la disímil modalidad expresiva y comunicacional de cada niño. Al constituirse el niño con multidéficit en sujeto de expresión y de comunicación, comenzará sin dudas su camino hacia una inserción familiar y social más enriquecedora, tanto para él como para quienes lo rodean.
No encuentro canción más oportuna para reflejar todo lo compartido, que los versos de Silvio Rodríguez:
“Te doy una canción,
Se abre una puerta…”  

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