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Que en Australia hay canguros es sabido,
y que saltan es archiconocido.
Lo que nadie imagina es que de un salto
Un canguro una vez llegó tan alto
Que rompió la barrera del sonido.
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Fue una tarde de sol, segundo día
Del "Concurso de Salto de Oceanía"
Cuando, luego del precalentamiento,
Al canguro en cuestión lo ayudó el viento
Y en un tris se perdió en la lejanía.
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¡Uy, qué salto! ¡Qué técnica! ¡Qué agalla!
¡Ampliamente pasó sobre la valla
y siguió con su impulso... hacia el espacio!
(Desde donde descenderá despacio
Un día de éstos buscando su medalla).
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